Río 2016: evaluación de los Juegos dejando de lado el medallero
Los Juegos Olímpicos de Río 2016 llegaron a su fin y, como sucede después de cada acontecimiento de esta envergadura, llegó la hora de hacer una evaluación de lo que fueron unos Juegos con muchas emociones para el deporte argentino pero sin la cantidad de medallas que vaticinaban desde el Comité Olímpico Argentino (COA). Al menos, su presidente, Gerardo Werthein, sostuvo en la previa que Argentina iba a conseguir seis podios.
Indudablemente las tres medallas doradas logradas le dan otro sabor a la evaluación, ya que no se conseguía esa cifra desde Londres 1948. Sin embargo, y teniendo en cuenta el apoyo económico (225 millones de dólares) que tuvieron los atletas argentinos en el ciclo olímpico camino a Río 2016, no hubo una gran evolución.
Tres de los medallistas ya se habían subido alguna vez al podio (Paula Pareto, Juan Martín Del Potro y Santiago Lange), mientras que el oro de Los Leones refleja la continuidad del hockey en el medallero olímpico, como hasta entonces habían sido con Las Leonas. Difícil determinar si los logros fueron producto de un trabajo por parte de la Secretaría de Deporte y el ENARD, o si se trata de, propiamente, méritos individuales.
Algo que sí hay que tener en cuenta es que no habrá que desmotivarse cuando en Tokio 2020, el número de clasificados sea menor a los 216 que terminaron participando en Río. Brasil, por ser anfitrión, liberó algunos cupos, como los del voley o el handball femenino, que permitieron que estas disciplinas tengan su debut en un Juego Olímpico. Otros, claro, cada vez la tienen más complicada, como es el caso del básquet, ya sin la Generación Dorada, o el fútbol, que primero deberá resolver otros problemas para volver a ser. Los Gladiadores, a su vez, también tendrán una tarea muy difícil.
En cuanto a los deportes en grupo, la selección de Julio Velasco es la que más entusiasmo genera. A pesar de despedirse más rápido de lo que todos esperaban en Río 2016, de la mano de un líder, acompañado por un grupo de jugadores con mucha calidad, deja grandes sensaciones de cara a futuro.
A su vez, los 11 diplomas olímpicos sí superaron a los 10 de Londres, aunque quedó el sabor agridulce de Braian Toledo y Germán Chiaraviglio, quienes avanzaron a la final pero no pudieron meterse entre los primeros ocho. Braian, sin ninguna duda, es la mayor esperanza argentina mirando hacia Tokio. Con 22 años, habrá que acompañarlo sabiendo respetar los tiempos de un proceso de crecimiento, pero demostró que condiciones tiene y es un potencial candidato a darle grandes alegrías al deporte argentino.
Algunas sensaciones feas que quedaron de los Juegos fueron el desempeño de Las Leonas, que deberán superar un difícil proceso de recambio sin Luciana Aymar que quizás sea sin los podios a los que están acostumbradas, mientras que la actuación de Federico Grabich, sin poder avanzar a las semifinales, fue un duro golpe para sus ilusiones, luego de haber sido campeón panamericano y de lograr un 3º puesto en el Mundial de Kazan.
En resumen, no deberíamos dejarnos llevar por los 3 oros -aunque sí reconocerlos, claro- y habrá que rever el tema del apoyo: de nada sirve solventar un viaje al exterior para competir, cuando después un atleta argentino no tiene lugar para entrenarse en su propio país. Hay material para competir a futuro, pero deberá estar acompañado de un proyecto a mediano y largo plazo, que además de pagar viajes, deberá impulsar a los más chicos a practicar diversas disciplinas, al igual que promover y difundir el deporte fuera de las grandes capitales. Los Juegos Olímpicos de la Juventud, en 2018, será el primer gran desafío de la dirigencia.