De la Peque al Gigante: Del Potro y una victoria que vale más que una medalla



"¡Qué mala suerte tuvo Del Potro, le tocó Djokovic en primera ronda!", fue la frase que muchos soltaron al ver el sorteo del cuadro olímpico de tenis. La frase no era desacertada, claro, pero ocultaba lo que era también una verdad: Djokovic también había tenido mala suerte. Y, quizás, hasta más que la Torre.

Lo más lógico, ya que Del Potro no era preclasificado, era que le tocara un rival duro. Obviamente Djokovic era el extremo, pero seguro el tandilense tendría algún preclasificado enfrente. Sin embargo, a Nole, por ser el mejor, le tocó de los peores, el que más lo complica. Y más si tenemos en cuenta un dato: representando a sus países, el argentino siempre se había llevado la victoria (Copa Davis 2011 y JJ.OO. 2012).

Además, como habitualmente se dice en el tenis, mejor cruzarse con los mejores en las primeras rondas, cuando todavía no alcanzaron su punto alto de rendimiento en el torneo. Dichas estas suposiciones, ni el más optimista hubiera imaginado tremendo batacazo.

Después de la emoción con la Peque Pareto, parecía difícil volver a vivir algo así en estos Juegos, pero lo de Del Potro está a la altura. El tandilense jugó el partido soñado, el único que podía hacer posible una victoria ante el serbio, que se fue llorando de la cancha.

Más allá del resultado, el triunfo de Del Potro es la ratificación de que está de vuelta. Y, que esté feliz, en una cancha de tenis y, sobre todo, bien de salud -pese a todavía no al 100% físicamente- vale más que una medalla.

"Sos gigante, Paula Pareto", escribió el tandilense después de la medalla dorada de la judoca. Entre Del Potro, y la Peque, la única diferencia es la altura.