Entrenar sin apoyo y la exigencia de resultados, la vida del atleta olímpico



Lucía Palermo, remera, termina su carrera de single sculls sin poder avanzar a las semifinales, algo que era muy difícil -según la propia atleta-, y no puede aguantar su tristeza, independientemente del resultado. "Pasé los peores dos años de mi carrera. No me dejaron entrenar con mi entrenador, tuve que vivir situaciones muy difíciles... así es muy complicado todo", dice, entre lágrimas.

Se podría decir que un deportista se prepara durante cuatro años, muchas veces en condiciones precarias y sacando plata de su bolsillo, para competir durante algunos pocos minutos y para que, luego, sin importar todo el esfuerzo hecho durante el ciclo olímpico, algunos solo miren el resultado: si no ganaste una medalla, no servís.
Si bien el apoyo del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) creció de cara a Río 2016, todavía las condiciones de entrenamiento son infinítamente lejanas a las de potencias olímpicas -y no tanto- y la presión para los atletas es grande: si no se consiguen resultados, la beca se reduce.
Joana Palacios, a quien la suerte le guiñó el ojo para poder entrar en los Juegos Olímpicos (se cayeron rivales por casos de dopaje), les dio un baño de realidad a quienes no están empapados de lo que es ser atleta olímpico, después de conseguir un valioso 11° puesto en su primera experiencia olímpica.

“La verdad que se me complica mucho. No tengo apoyo y me gustaría tener un entrenador y poder concentrarme en lo que hago”, dijo en diálogo con TyC Sports, la pesista que apenas tiene 19 años y es entrenada por su padre, un ex fletero y trabajador del Mercado de Concentración ubicado en Fisherton (Santa Fe).

Ni que hablar para aquellos que llegan con expectativas altas e ilusiones de alcanzar, por qué no, algún podio. El caso más emblemático, en estos JJ.OO. es el de Federico Grabich, el nadador de Casilda que tenía todos los flashes puestos en su competencia de 100m libres, después de ganar el oro panamericano y ser 3° en el Mundial de Kazan 2015. No llegó a semifinales.

"Necesitamos puesta a punto en cada torneo mientras el resto se enfoca en el ciclo olímpico. Pero no tengo que dar explicaciones. Somos un país exitista y no tengo excusas", dijo al finalizar la carrera, en medio de la tristeza y la bronca de no haber podido lograr su objetivo.

En medio de la desazón por no conseguir resultados, bien vale reconocer el esfuerzo y la dignidad con la que compiten todos los atletas, además de, antes de exigir una medalla, apoyar y difundir el deporte olímpico. Los resultados, después, llegan solos.